
Temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo
social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo,
respectivamente.
La
psicología ha contribuido, y profundamente, al establecimiento de evaluaciones
o procesos de diagnóstico en materia de estudios de la personalidad.
Personalidad paranoide
Las personas con
una personalidad paranoide proyectan sus propios conflictos y hostilidades
hacia otros. Son generalmente frías y distantes en sus relaciones. Tienden a
encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales,
inocentes o incluso positivos de otras personas y reaccionan con suspicacia a
los cambios en las situaciones. A menudo, las suspicacias conducen a conductas
agresivas o al rechazo por parte de los demás (resultados que parecen
justificar sus sentimientos originales).
Los que tienen una
personalidad paranoide frecuentemente intentan acciones legales contra otros,
especialmente si se sienten indignados con razón. Son incapaces de ver su
propio papel dentro de un conflicto. Aunque suelen trabajar en relativo
aislamiento, pueden ser altamente eficientes y concienzudos.
Personalidad esquizoide
Las personas con
una personalidad esquizoide son introvertidas, ensimismadas y solitarias. Son
emocionalmente frías y socialmente distantes. A menudo están absortas en
sus propios pensamientos y sentimientos y son temerosas de la aproximación e
intimidad con otros. Hablan poco, son dadas a soñar despiertas y prefieren la
especulación teórica a la acción práctica. La fantasía es un modo frecuente de
enfrentarse a la realidad.
Personalidad esquizotípica
Las personas con
una personalidad esquizotípica, al igual que aquellas con una personalidad
esquizoide, se encuentran social y emocionalmente aisladas. Además, desarrollan
pensamientos, percepciones y comunicaciones insólitas.
Algunas personas
muestran signos de pensamiento mágico (la idea de que una acción particular
puede controlar algo que no tiene ninguna relación con ella). Por ejemplo, una
persona puede creer que va a tener realmente mala suerte si pasa por debajo de
una escalera o que puede causar daño a otros teniendo pensamientos de ira. La
gente con una enfermedad esquizotípica puede tener también ideas paranoides.
Personalidad histriónica
Las personas con
una personalidad histriónica (histérica) buscan de un modo notable llamar la
atención y se comportan teatralmente. Sus maneras vivamente expresivas tienen
como resultado el establecer relaciones con facilidad pero de un modo
superficial. Las emociones a menudo aparecen exageradas, infantilizadas e
ideadas para provocar la simpatía o la atención (con frecuencia erótica o
sexual) de los otros. La persona con personalidad histriónica es proclive a los
comportamientos sexualmente provocativos o a sexualizar las relaciones no
sexuales. Pueden no querer en realidad una relación sexual; más bien, sus
comportamientos seductores a menudo encubren su deseo de dependencia y de
protección. Algunas personas con personalidad histriónica también son
hipocondríacas y exageran sus problemas físicos para conseguir la atención que
necesitan.
Personalidad narcisista
Las personas con
una personalidad narcisista tienen un sentido de superioridad y una creencia
exagerada en su propio valor o importancia, lo que los psiquiatras llaman
“grandiosidad”. La persona con este tipo de personalidad puede ser
extremadamente sensible al fracaso, a la derrota o a la crítica y, cuando se le
enfrenta a un fracaso para comprobar la alta opinión de sí mismos, pueden
ponerse fácilmente rabiosos o gravemente deprimidos. Como creen que son
superiores en las relaciones con los otros, esperan ser admirados y, con
frecuencia, sospechan que otros los envidian. Sienten que merecen que sus
necesidades sean satisfechas sin demora y por ello explotan a otros, cuyas
necesidades o creencias son consideradas menos importantes.
Personalidad antisocial
Las personas con
personalidad antisocial (en otro tiempo llamada psicopática o personalidad
sociopática), la mayor parte de las cuales son hombres, muestran desprecio
insensible por los derechos y los sentimientos de los demás. Explotan a otros
para obtener beneficio material o gratificación personal (a diferencia de los
narcisistas, que creen que son mejores que los otros). Característicamente,
tales personas expresan sus conflictos impulsiva e irresponsablemente. Toleran
mal la frustración y, en ocasiones, son hostiles o violentas. A pesar de los
problemas o el daño que causan a otros por su comportamiento antisocial,
típicamente no sienten remordimientos o culpabilidad. Al contrario,
racionalizan cínicamente su comportamiento o culpan a otros. Sus relaciones
están llenas de deshonestidades y de engaños. La frustración y el castigo
raramente les ocasionan la modificación de sus conductas.
Las personas con
personalidad antisocial son frecuentemente proclives al alcoholismo, a la
toxicomanía, a las desviaciones sexuales, a la promiscuidad y a ser
encarceladas. Son propensas a fracasar en sus trabajos y a trasladarse de un
sitio a otro.
Personalidad límite
La personalidad
límite se hace evidente al principio de la edad adulta pero la prevalencia
disminuye con la edad. Estas personas han sido a menudo privadas de los
cuidados necesarios durante la niñez. Consecuentemente se sienten vacías,
furiosas y merecedoras de cuidados.
Cuando las personas
con una personalidad límite se sienten cuidadas, se muestran solitarias y
desvalidas, frecuentemente necesitando ayuda por su depresión, el abuso de
sustancias tóxicas, las alteraciones del apetito y el maltrato recibido en el
pasado. Sin embargo, cuando temen el abandono de la persona que las cuida, su
humor cambia radicalmente. Con frecuencia muestran una cólera inapropiada e
intensa, acompañada por cambios extremos en su visión del mundo, de sí mismas y
de otras (cambiando del negro al blanco, del amor al odio o viceversa pero
nunca a una posición neutra). Si se sienten abandonadas y solas pueden llegar a
preguntarse si realmente existen (esto es, no se sienten reales). Pueden
devenir desesperadamente impulsivas, implicándose en una promiscuidad o en un
abuso de sustancias tóxicas. A veces pierden de tal modo el contacto con la
realidad que tienen episodios breves de pensamiento psicótico, paranoia y
alucinaciones.
Personalidad evitadora
La gente con una
personalidad evitadora es hipersensible al rechazo y teme comenzar relaciones o
alguna otra cosa nueva por la posibilidad de rechazo o de decepción. Estas
personas tienen un fuerte deseo de recibir afecto y de ser aceptadas. Sufren
abiertamente por su aislamiento y falta de habilidad para relacionarse
cómodamente con los otros. A diferencia de aquellas con una personalidad
límite, las personas con una personalidad evitadora no responden con cólera al
rechazo; en vez de eso, se presentan tímidas y retraídas. El trastorno de
personalidad evitadora es similar a la fobia social.
Personalidad dependiente
Las personas con
una personalidad dependiente transfieren las decisiones importantes y las
responsabilidades a otros y permiten que las necesidades de aquellos de quienes
dependen se antepongan a las propias. No tienen confianza en sí mismas y
manifiestan una intensa inseguridad. A menudo se quejan de que no pueden tomar
decisiones y de que no saben qué hacer o cómo hacerlo. Son reacias a expresar
opiniones, aunque las tengan, porque temen ofender a la gente que necesitan.
Las personas con otros trastornos de personalidad frecuentemente presentan
aspectos de la personalidad dependiente, pero estos signos quedan generalmente
encubiertos por la predominancia del otro trastorno. Algunos adultos con
enfermedades prolongadas desarrollan personalidades dependientes.
Personalidad obsesivo-compulsiva
Las personas con
personalidad obsesivo-compulsiva son formales, fiables, ordenadas y metódicas
pero a menudo no pueden adaptarse a los cambios. Son cautos y analizan todos
los aspectos de un problema, lo que dificulta la toma de decisiones. Aunque
estos signos están en consonancia con los estándares culturales de occidente,
los individuos con una personalidad obsesivo-compulsiva toman sus
responsabilidades con tanta seriedad que no toleran los errores y prestan tanta
atención a los detalles que no pueden llegar a completar sus tareas.
Consecuentemente, estas personas pueden entretenerse en los medios para
realizar una tarea y olvidar su objetivo. Sus responsabilidades les crean
ansiedad y raramente encuentran satisfacción con sus logros.
Estas personas son
frecuentemente grandes personalidades, en especial en las ciencias y otros
campos intelectuales en donde el orden y la atención a los detalles son
fundamentales. Sin embargo, pueden sentirse desligadas de sus sentimientos e
incómodas con sus relaciones u otras situaciones que no controlan, con eventos
impredecibles o cuando deben confiar en otros.
Personalidad pasiva-agresiva
Los comportamientos
de una persona con una personalidad pasiva-agresiva (negativista) tienen como
objetivo encubierto controlar o castigar a otros. El comportamiento
pasivo-agresivo es con frecuencia expresado como demora, y
malhumor. A menudo, los individuos con una personalidad pasiva-agresiva aceptan
realizar tareas que en realidad no desean hacer y luego proceden a minar
sutilmente la finalización de esas tareas. Ese comportamiento generalmente
sirve para expresar una hostilidad oculta.
Trastornos de la personalidad
Los
trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción,
reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente
desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Clasificación de
los trastornos de personalidad DSM IV
Criterio
Categorial
Grupo A
Raros e Introvertidos
|
Grupo B
Dramático-emocional
|
Grupo C
Ansioso-temeroso
|
Apéndices
A y B
|
Paranoide
|
Antisocial
|
Evitativo
|
Pasivo-Agresivo
|
Esquizóide
|
Limítrofe
|
Dependiente
|
Depresivo
|
Esquizotipico
|
Histriónico
|
Obs. Compulsivo
|
Sádico
|
Narcisista
|
Autodestructivo
|
El DSM-IV enumera
los criterios diagnósticos generales que debe cumplir un trastorno de la
personalidad, además de los criterios específicos para cada trastorno de la
personalidad en particular:
·
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del
sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
1. Cognición (p. ej., formas de percibir e
interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos).
2. Afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad
y adecuación de la respuesta emocional)
3. Actividad interpersonal.
4. Control de los impulsos.
·
B. Este patrón persistente es inflexible y se
extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
·
C. Este patrón persistente provoca malestar
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
·
D. El patrón es estable y de larga duración, y su
inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
·
E. El patrón persistente no es atribuible a una
manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los
efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal).
Instrumento de Dx de la personalidad, FEDERACIÓN MEXICANA DE PSICOLOGÍA
Paranoide
|
Esquizoide
|
Esquisotipica
|
Antisocial
|
Histriónico
|
Límite
|
Narciso
|
Dependiente
|
Obs. Com.
|
Pasivo-Agresivo
|
Evitación
Biografía
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