jueves, 3 de octubre de 2013

LA RUEDA DE LA VIDA Elisabeth Kübler Ross





Capítulo I “El Ratón”

El libro de "La rueda de la vida" es una narración  de la doctora Elisabeth Kübler Ross, que se dedicó en su totalidad a comprender a los enfermos terminales y al estudio de la muerte.
Nos narra la historia donde menciona el servicio que a lo largo de su vida  ha prestado a miles de enfermos desahuciados. Recorre un camino difícil, buscando respuestas y ayudando a los moribundos a alcanzar la paz, pero este contacto constante con la muerte la obsesiona.
Más allá de las verdades científicas, Elizabeth Kubler cree en la reencarnación y en presencias invisibles, pero sobre todo, su trabajo afirma la inmortalidad del alma y la vida eterna que alcanzan quienes mueren serenamente. Para ella, la vida después de la muerte no es una sospecha ni un misterio, tal vez un secreto que pocos conocen. No le cabe la menor duda: fuera de este mundo hay una vida mejor, libre de preocupaciones y dolencias.
La doctora Kübler nació y se crio en Suiza, fue una trilliza prematura,  lo cual desde pequeña le causaba un conflicto al siempre haber una comparación entre ella y sus hermanas, y es lo que la impulsa a buscar su propio camino, e inicia a definir qué es lo que realmente quiere hacer. Al haber nacido pequeña de escasos 900 gramos, se dejo guiar por el decir que la casualidad no existe, se llega al mundo con una misión, y ella a su corta edad ya la estaba descubriendo.
En el apartado del capítulo I “el ratón”, podemos percibir el principio de la vida de la doctora Elisabeth Kübler Ross, obstaculizada por su propio padre al imponerle que es lo que tiene que hacer de su vida. Podemos darnos cuenta que esta es la primera etapa de su vida, donde vive una serie de experiencias que la impulsan a seguir y pasar a la madures.
Dentro de este capítulo, la doctora nos muestra perdidas, sacrificios, logros, enseñanza, y todo para un fin.
En este contenido nos introduce principalmente a todas las pérdidas que se van concibiendo en la vida y en diferentes circunstancias,  por ejemplo la pérdida que sufrió cuando se vio obligada a llevar a la carnicería a su conejito negro, sabiendo que estaba destinado a ser el almuerzo y que no podía hacer algo para evitarlo pues las ordenes se las había dado su padre. Esa experiencia hizo que tomara fuerzas para enfrentar esa perdida y sentarse a la mesa sin poder derramar ni una lagrima, aunque en el fondo sabia que se estaban comiendo a un ser con el cual había formado un lazo de cariño, esa experiencia le ayudo a ser una mujer fuerte y enfrentarse al mundo.
A partir de esa primera perdida va creciendo con un sin fin de aprendizajes. La experiencia y el conocimiento que adquiere al ser voluntaria en un tipo de campamentos, después de la guerra  la lleva a rectificar y seguir en pie en las decisiones que iba tomando en su vida.
El ratón, nombre al cual nombro a su etapa de infancia y juventud, muestra la perdida de estas para llegar a ser un adulto joven, que sabía ella que había perdido algo pero sabía que también había ganado.
Otra gran lección la aprendió en uno de los campos de concentración donde los nazis realizaban sus experimentos, se quedo impresionada de la maldad que allí había acontecido, y cada vez se involucraba mas con este tipo de suceso, cada uno le daba una enseñanza diferente.

Finalmente al paso de los años estaba aun más convencida de querer estudiar medicina, logrando entrar a la facultad.
La doctora Elizabeth Kubler Roos, deja un aprendizaje del como una muerte digna es de mayor importancia. Una parte de este primer capítulo me deja pensante dándome cuenta que realmente a estas alturas en estos tiempos sigue pasando la misma situación, es en el momento donde relata que, en el laboratorio donde laboraba le asignan otra tarea la cual consistía en sacar muestras de sangre a prostitutas que se encontraban en la última fase sintomática de enfermedades venéreas. Es verdaderamente indignante que a estas alturas sigamos en situaciones parecidas, tal vez en estos momentos habrá un avance de la medicina y centros de apoyo, pero la realidad es que la mayoría de la humanidad discrimina a personas con este tipo de enfermedades, sin darles la muerte digna a la cual la doctora se refiere.



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