jueves, 3 de octubre de 2013

DUELO Y MELANCOLÍA




DUELO Y MELANCOLÍA


Para dar inicio me parece importante mencionar que las múltiples analogías del cuadro general (duelo y melancolía), resulta ser coincidente, siendo siempre la pérdida de una persona amada, o de una abstracción o ideal.
Las múltiples analogías del cuadro general de la melancolía con el del duelo, justifican un estudio paralelo de ambos estados. En aquellos casos en los que nos es posible llegar al descubrimiento de las causas por influencias ambientales que los han motivado, las hallamos también coincidentes.
Retomaré la conceptualización definiendo duelo y melancolía, para una mejor análisis.
Duelo podemos definir que, es la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente (libertad, ideales). Puede traer desviaciones de la conducta normal, pero aún así no es considerado un estado patológico. Pues, se supera pasado cierto tiempo, y es dañino perturbarlo. El trabajo del duelo, es un proceso intra-psíquico. Los rasgos que muestra el duelo son: desazón profundamente dolida, cancelación del interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amor, inhibición de toda productividad. La inhibición y restricción del yo es la expresión de su entrega total al duelo que no deja nada para otros propósitos e intereses. En el duelo el examen de la realidad muestra que el objeto amado no existe y demanda que la libido abandone todas sus ligaduras con el mismo. 
Es importante no considerar el duelo como estado patológico, y someter al sujeto a un tratamiento médico, aunque se trata de un estado que le impone considerables desviaciones de su conducta normal, se confía efectivamente, en que al cabo de algún tiempo desaparecerá por sí solo.
En el duelo, el objeto amado ya no existe más, y de él emana la indicación de quitar toda la libido de sus enlaces con ese objeto. A ello se opone una comprensible resistencia. El hombre no abandona una posición libidinal, ni aun cuando su instinto ya asoma. Esa repulsa puede alcanzar tal intensidad que produzca un extrañamiento de la realidad y una retención del objeto por vía de una psicosis alucinatoria de deseo. Lo normal es que prevalezca el sometimiento a la realidad. Una vez cumplido el trabajo del duelo el yo se vuelve otra vez libre y desinhibido.
En cambio melancolía  es el estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar, inhibición de las funciones y disminución del amor propio. Esta última se traduce en reproches y acusaciones que el sujeto se hace a sí mismo, y puede llegar incluso a una delirante espera de castigo (el duelo integra estos mismos caracteres, a excepción de la perturbación del amor propio). La melancolía en algunos casos constituye la reacción a la pérdida de un objeto amado. Pero la pérdida es de naturaleza más ideal. El sujeto no ha muerto, pero queda perdido como objeto erótico. En otras ocasiones no se distingue claramente que es lo que el sujeto ha perdido. En la melancolía existe una pérdida de objeto sustraída de la conciencia.
En la melancolía el objeto tal vez no está realmente muerto, pero se perdió como objeto de amor. Y en otros casos no sabemos con precisión lo que se perdió. También, el melancólico puede saber a quien perdió, pero no lo que perdió en el. Lo que refiere a una pérdida de objeto sustraída de la conciencia, a diferencia del duelo, en el cual no hay nada inconsciente en lo que corresponde a la pérdida.
Los dos procesos se caracterizan por una desazón profundamente dolida, cancelación del interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar e inhibición de toda productividad.
  Si analizamos cierta comparación entre los aspectos de duelo y melancolía, podemos percatar lo siguiente:
·         En el duelo, la inhibición y falta de interés se esclarece por el trabajo del duelo que absorbe al yo.
·         En la melancolía la pérdida desconocida hace un trabajo interior semejante y será la responsable de la inhibición.
·         El melancólico muestra una rebaja en su sentimiento yoico (que falta en el duelo), un enorme empobrecimiento del yo. 

·         En el duelo, el mundo se ha hecho pobre y vacío.
·         En la melancolía, eso le ocurre al yo mismo. Se humilla ante todos los demás, extiende su crítica al pasado.

La melancolía toma una parte de sus caracteres del duelo, del proceso de la regresión de la elección de objeto narcisista. La identificación narcisista con el objeto sustituiría a la investidura de amor y así puede persistir el vínculo de amor a pesar del conflicto con la persona amada. 

Por último cabe mencionar que en la analogía con el duelo mueve al yo a renunciar al objeto, comunicándole su muerte y ofreciéndole como premio la vida para decidirse, así disminuye  cada uno de los combates provocados por la ambivalencia, la fijación de la libido al objeto, desvalorizándolo.





Bibliografía
American Psychiatric (2003). DSM-IV.  Barcelona, Mason.
Derrida, J. (1917) Duelo y melancolía: Sigmun Freud, España.
Maresca, S. Magliano, R. Ons, S. (2006) Placer y bien. Editorial Biblos Intertextos. Buenos aires.




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