Los fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición"), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos.
En mi lugar de residencia, se han creado bastantes historias referente a este concepto de fantasmas. principalmente los habitantes creen que el fantasma es que la persona que no concluyo algo en este mundo y se quedo en pena por las calles o el lugar en el cual está lo pendiente.
Existen diferentes leyendas por ejemplo "la llorona" la cual narra la historia de una persona vagando por una misma razón día tras día, llora y grita buscando a sus hijos, que ella misma mató.
Otro "fantasma" del cual la gente cuenta es "el jinete sin cabeza", de igual manera el recorre las calles cabalgando en su caballo con una capa negra y una espada en mano, se ignora la razón o el pendiente por el cual vaga por las calles.
Un articulo menciona lo siguiente; Una parte muy importante de este conjunto de creencias, presente en casi todas las culturas bajo diferentes formas, es aquella sobre la existencia de fantasmas, ya sean las almas de los difuntos, o «cuerpos ectoplásmicos» e «impresiones psicoplásticas», como especulan los modernos «investigadores» de lo paranormal.
Desde siempre ha habido testimonios de fantasmas y apariciones, y los relatos se encuentran presentes en casi todas las civilizaciones y grupos humanos.
Siendo así, algo debería haber de cierto en ello, ¿no lo parece? Ciertamente, algo tan difundido tiene que ser una experiencia casi inherente a los seres humanos, pero, del mismo modo que si vemos una luz en el cielo -que no podemos identificar de momento- no es lo más sensato saltar a la conclusión de que se trata de una nave con visitantes interestelares, igualmente no debemos asumir que si sentimos una presencia o vemos una figura extraña es porque forzosamente estamos ante un espectro, un ánima en pena o un ser de "otros planos de existencia".
No usar nuestra capacidad de razonamiento y sentido crítico sería negar las mismas cualidades que nos hacen humanos: nuestra inteligencia, y la habilidad de usarla para comprender la realidad.
Entonces, si desde siempre y en todo el mundo la gente ha relatado haber visto estas apariciones inexplicables, ¿qué pueden ser? Primeramente, una importante cantidad de testimonios sobre fantasmas, íncubos y –la nueva moda- secuestros por alienigenas, refieren que éstos ocurren usualmente en los momentos en que la persona está por dormir o a punto de despertar.
Pues bien, se conoce lo suficiente sobre el funcionamiento del cerebro humano como para mencionar al menos un par de fenómenos que pueden explicar muchos de estos casos: la parálisis del sueño y los terrores nocturnos.
La parálisis del sueño consiste en que, cuando el organismo se prepara a dormir, las partes del cerebro que controlan los movimientos voluntarios del cuerpo (como de brazos y piernas, por ejemplo) se bloquean, para que podamos descansar sin que nuestros propios movimientos accidentales nos despierten o puedan lastimarnos.
Pero en ocasiones el cerebro sigue en un estado próximo a la vigilia, o sea, la persona está consciente de su entorno y puede incluso abrir los ojos, pero no puede moverse y siente una opresión al respirar (el famoso «se me cargó el muerto») y suele presentarse una sensación de angustia o temor extremos, e incluso la idea de una presencia extraña y maligna.
Todo esto desaparece al poco rato de despertar realmente. En este estado de «duermevela» pueden presentarse alucinaciones hipnagógicas, imágenes y sonidos que nuestro cerebro crea, como en sueños, pero estando la persona consciente parecerían completamente reales, cuando sólo están en la propia mente.
El terror nocturno consiste en que la persona despierta repentinamente, gritando y muy asustada, sin recordar nada de lo que pudiera haber estado soñando, pero con un pánico que dura a veces varios minutos.
Desde otra perspectiva, J. Lacan elaboro el concepto de fantasma para dar cuenta de una argumentación lógica que comanda la relación del sujeto con su deseo. En términos generales, la función de los fantasmas es doble: por un lado asustan, por otro lado sostienen cierta realidad en la que creemos. Realidad siempre construida con diferentes materiales tales como cosas vistas, palabras oídas, interpretaciones.
Puede decirse que el fantasma es una máquina de “verdades”. La verdad que encierra el fantasma es singular, y se esconde detrás de un velo, una pantalla, aparece y de repente desaparece, pero siempre está.
Cuando aparece nos asusta, pero cuando desaparece sostiene todas nuestras creencias, es la realidad
psíquica. Esta doble cara del fantasma facilita un abanico de variantes a la hora de entender las cosas, las relaciones, los proyectos, la propia identidad.
El fantasma también escribe la forma en que disfrutamos o sufrimos. Esto sucede por la sencilla razón de que se trata de un argumento armado por el sujeto, es una respuesta a una pregunta. El fantasma revela la forma en que el sujeto pudo responder frente a aquello que no tiene respuesta, por eso el fantasma muestra una escena imposible.
Volviendo a las películas de espíritus, vemos que el fantasma puede ser tocado y no sufre ninguna alteración. La única forma de que los espíritus descansen en paz es si los atravesamos por completo conociendo su historia. Es en éste momento cuando el velo cae. Eso a lo que más le temíamos se quita el disfraz y que hay debajo: nada. Detrás del velo está el vacío.
Podemos decir que el fantasma es una ficción que cuando se atraviesa deja de asustar y permite producir.
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